martes, 10 de noviembre de 2015

Nuestra Señora de París, Victor Hugo.

Este verano tuvimos el placer de leer Nuestra Señora de París. a todas nos encantó. Es una novela histórica a la manera de las de Walter Scott -autor rabiosamente de moda en la época romántica-, algo así como una novela medieval escrita en el siglo XIX, lo cual la dota de un atractivo aroma arcaizante que la convirtió enseguida en una de las más conocidas de su autor y una de las más populares de la literatura francesa de todos los tiempos. En un ambiente desgarrado y barroco, Hugo cuenta la vida y la muerte de la gitana Esmeralda y, paralelamente, los últimos momentos y la muerte del sistema político y social medieval. Pero casi tanto como la bella gitana, el majestuoso espacio de la catedral de París se convierte en indiscutible protagonista de la obra desde el propio título.» Nuestra Señora de París se digiere como una novela de aventuras, y es eso y mucho más. Victor Hugo hace en ella una semblanza del urbanismo, de la vida del pueblo de París al final de la Edad Media. Al mismo tiempo, va desgranando los temas que le preocupan y que van a acompañar toda su obra posterior: la fatalidad, el progreso, el fracaso de la institución familiar, el mundo carcelario, el castigo, el poder de la Iglesia, el poder del estado, la mezcla de lo sublime y lo grotesco, los principios opuestos, los viejos y los nuevos tiempos, la crueldad, la mentira, la marginalidad, lo monstruoso, el pueblo.

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